lunes, 21 de abril de 2008

¿CÓMO CONVIVIR CON EL ENFERMO?

No existen recetas mágicas para ayudar a su ser querido, ni a usted mismo, pero las siguientes ideas pueden ser útiles:

- Anime a la persona a solicitar ayuda profesional. Es muy complicado superar un trastorno alimentario por uno mismo.

- Ayude a la persona a que sea consciente de sus capacidades y virtudes y de su derecho a disfrutar de la vida.

- Favorezca una comunicación abierta y positiva. Hable con la persona de cualquier tema, que lo relacionado con la comida y el peso no se conviertan en el centro de todas las conversaciones, la persona con el trastorno alimentario ya está demasiado centrada en esto.

- La hora de comer no debe convertirse en un campo de batalla.

- Aceptar responsabilidades, pero hasta un límite. Aunque el apoyo de familiares y allegados es fundamental, quien debe tener la voluntad y responsabilidad de recuperarse es la persona enferma. Los familiares y amigos no son terapeutas y no pueden hacerse cargo del tratamiento.

- Autonomía. La persona con el trastorno alimentario tiene derecho a vivir su propia vida y a tomar decisiones de manera autónoma. Esto puede ser complicado cuando es joven o se encuentra bastante enferma, pero los familiares deben aprender a superar sus miedos. Con frecuencia, la recuperación depende en parte de que la persona aprenda a ser más independiente.

- Fijar límites. Si los comportamientos de la persona con el trastorno alimentario le causan malestar, tiene derecho a decírselo. Es importante que ponga únicamente aquellos límites que sabe que va a cumplir y en acuerdo con otros familiares o allegados.

- Intente llevar una vida normal. La persona con el trastorno alimentario tiene que aprender a convivir con la comida y con los demás, no que los otros se adapten a ella.

- Distinga entre la persona y su trastorno.

- Compartan actividades.

- Dedique tiempo a otros miembros de la familia y/o amigos.

- Dedíquese tiempo a usted mismo.

- Infórmese acerca del trastorno preguntando a asociaciones y profesionales.

- Tenga paciencia. Los trastornos alimentarios son complicados y la recuperación puede alargarse en el tiempo. Usted ya ha empezado el camino.

¿CÓMO DIRIGIRSE A LA PERSONA DE LA QUE SE SOSPECHA LA PRESENCIA DE TRASTORNO ALIMENTARIO?

A veces es difícil estar seguros de que la persona que nos preocupa tenga un problema real, bien porque intente ocultarlo, o porque ella misma no sea consciente de la enfermedad. Evitar o ignorar el problema no va a solucionar nada, es mejor plantear nuestra preocupación directamente con nuestro familiar o amigo. No existen unas pautas infalibles para ello, pero los siguientes consejos pueden ayudar:

- Escoja el momento y el lugar adecuado para hablar, sin prisas, sin interferencias y donde todos se encuentren cómodos.

- A partir del conocimiento que tenga de la persona, intente facilitar una conversación positiva eligiendo la mejor manera de acercarse a ella.

- Evite ponerle etiquetas o juzgarla. Más que aludir a sus conductas alimentarias, o utilizar términos como anorexia o bulimia, puede ser más conveniente acercarse a la persona mostrando su preocupación por su estado de ánimo, su aislamiento, su nerviosismo o los cambios que usted haya percibido.

- Esté preparado para recibir una reacción emocionada o exaltada. Es posible que la persona se ponga a la defensiva, niegue todo lo que se le comenta o sienta que se está invadiendo su intimidad. También puede ocurrir que se sorprenda o que sienta alivio de que alguien se haya percatado de su problema. En cualquiera de los casos, es fundamental mantener la calma, no enfadarse y ser conscientes de que para su amigo o familiar es un tema con una fuerte carga emocional.

miércoles, 16 de abril de 2008

SEÑALES DE ALARMA

· Utilización injustificada de dietas restrictivas.
· Preocupación constante u obsesiva por todo lo relacionado con la alimentación.
· Interés exagerado por las dietas, recetas de cocina, tablas de calorías, etc.
· Preferencia por comer solo.
· Interés por cocinar para otra gente.
· Poner excusas para no comer.
· Sentimientos de culpa por haber comido.
· Comportamiento alimentario extraño: comer de pie, desmenuzar la comida en trozos muy pequeños, jugar con la comida, esconderla, etc.
· Irse de la mesa y encerrarse en el baño después de haber comido.
· Presencia de callosidades en los nudillos de las manos.
· Pérdida de peso injustificada o detención en el aumento de peso.
· Miedo y rechazo exagerados al sobrepeso.
· Vomita, ayuna, toma laxantes o diuréticos con intención de perder peso.
· Percepción errónea de tener un cuerpo gordo.
· Intentos de esconder el cuerpo con la utilización de ropa ancha, evitando el bañador…
· Realizar ejercicio físico en exceso y estar con nervios si no se hace.
· Utilización del ejercicio exclusivamente para adelgazar (abdominales en casa a escondidas, subir y bajar escaleras, etc.)
· Insatisfacción personal constante.
· Estado depresivo, irritable, con cambios de humor demasiado frecuentes.
· Disminución de las relaciones sociales, con tendencia a estar aislado.
· Aumento aparente de las horas de estudio.
· Dificultad de concentración.

¿QUÉ SON LOS TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA?

Los trastornos alimentarios son enfermedades mentales que llevan aparejadas consecuencias físicas graves y un importante deterioro en una mayoría de los aspectos vitales de la persona afectada. Existen varios tipos de trastornos del comportamiento alimentario, siendo los más representativos la anorexia y la bulimia nerviosa. Aunque cada uno tiene una sintomatología característica, el factor común de todos ellos es la insatisfacción corporal y la preocupación obsesiva por todo lo relacionado con el cuerpo y la comida hasta el punto de ocupar gran parte de la vida de la persona.
La anorexia nerviosa se caracteriza, entre otros criterios, por el rechazo a mantener el peso corporal normal, restricción de la ingesta (dieta) y retirada de la menstruación.
La bulimia nerviosa suele comenzar cuando la persona realiza algún tipo de dieta y se caracteriza por la presencia de atracones recurrentes y conductas compensatorias inapropiadas (vómitos, ejercicio intenso, mal uso de laxantes y diuréticos).
El trastorno de ingesta compulsiva (conocido también como "trastorno por atracón") presenta síntomas similares a los de la bulimia nerviosa. La diferencia es que después del atracón la persona afectada no lleva a cabo ninguna conducta compensatoria.
Es fundamental comprender que los trastornos alimentarios no son enfermedades físicas, sino trastornos psicológicos con graves consecuencias corporales. No debe entenderse el problema como un mero capricho. La persona con un trastorno alimentario está intentando resolver, de forma errónea, un conflicto interior a través de su cuerpo y es necesario que reciba ayuda para superarlo.